En los últimos años, Skool ha ganado popularidad como una plataforma todo en uno para construir comunidades en línea, impartir cursos y monetizar contenido. Su propuesta parece clara: una mezcla de red social, sistema de gestión de aprendizaje (LMS) y entorno para creadores de contenido. Pero, como ocurre con muchas herramientas digitales disruptivas, no todo es tan limpio como parece en la superficie. Detrás de la interfaz amigable y el enfoque comunitario, hay aspectos que merecen una mirada crítica.
¿Qué es Skool?
Skool es una plataforma que permite a usuarios crear y gestionar comunidades en línea en torno a intereses específicos. Integra tres pilares clave:
- Cursos online: con una estructura tipo LMS que facilita lecciones y módulos.
- Foros y redes sociales: para fomentar la interacción entre miembros.
- Sistema de membresías pagadas: que permite monetizar el acceso a contenido exclusivo o comunidades privadas.
A esto se suma un sistema de gamificación que otorga puntos, niveles y recompensas por la participación, motivando a los usuarios a mantenerse activos.
Un modelo que atrae… pero también preocupa
Aunque el diseño de Skool ha sido elogiado por su simplicidad y efectividad, muchos críticos han comenzado a cuestionar la dirección que está tomando la plataforma. Y gran parte de estas dudas se centran en tres aspectos concretos:
1. La presencia de comunidades de marketing multinivel (MLM)
Un número creciente de grupos en Skool están directamente relacionados con modelos de negocio tipo piramidal o de marketing multinivel. Aunque no todos los MLM son ilegales, sí son ampliamente cuestionados por su falta de sostenibilidad y por prometer resultados exagerados a quienes “inviertan” en ellos. Skool, al no imponer una moderación proactiva del contenido, se ha convertido en un refugio ideal para estos esquemas.
La facilidad para crear comunidades de pago permite a muchos promotores de estos modelos vender acceso a promesas de riqueza rápida, “mentoría” de dudosa calidad y supuestos secretos de éxito financiero.
2. Un historial preocupante de algunos creadores
Entre los usuarios más populares de Skool se encuentran personas con antecedentes cuestionables. Algunos han estado involucrados en fraudes online, venta de productos digitales sin valor real o han sido expulsados de otras plataformas como Facebook o Discord por violaciones a los términos de servicio. Sin embargo, en Skool han encontrado un nuevo espacio donde operar sin apenas restricciones.
Esto ha hecho que Skool se perciba, en algunos círculos, como un refugio para marketers expulsados de otras redes. Aunque esto no es responsabilidad directa de la plataforma, su falta de mecanismos de control más estrictos sí genera inquietud.
3. Contenidos problemáticos y falta de curación
Otro punto crítico es el contenido que circula dentro de muchas comunidades: desde promesas de “hacerse rico sin esfuerzo”, hasta teorías de conspiración sobre salud, política o criptomonedas. Si bien Skool defiende la libertad de los creadores, esta filosofía también implica una ausencia de filtros que pone en riesgo a usuarios más vulnerables o sin experiencia.
A diferencia de plataformas como Teachable o Kajabi, donde se da más importancia al contenido estructurado y de valor pedagógico, Skool permite una mezcla de contenidos que no siempre pasan ningún filtro de calidad o veracidad.
¿Para quién sí es útil?
Dicho esto, Skool no es una plataforma inherentemente mala. Existen muchas comunidades serias, con expertos legítimos, que la usan para fines educativos, networking profesional o formación empresarial. Creativos, desarrolladores y consultores pueden aprovechar sus herramientas para consolidar una audiencia real y comprometida.
Pero como ocurre con cualquier herramienta de acceso masivo, el problema no es solo lo que permite hacer, sino quién lo está haciendo y con qué fines.
Conclusión
Skool ha sabido captar un nicho potente: el de los creadores que buscan algo más que un LMS o una red social. Y lo ha hecho con elegancia técnica. Pero su crecimiento también ha atraído prácticas dudosas, personajes con un pasado turbio y contenidos que rozan lo engañoso o irresponsable.
Si estás pensando en unirte a una comunidad en Skool —o crear la tuya—, es recomendable investigar a fondo quién está detrás, qué se ofrece y qué valores se promueven. Porque si bien el conocimiento es poder, también puede ser una herramienta de manipulación cuando se mezcla con promesas vacías y marketing agresivo.
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